el bosque de las cenizas


ENTREVISTA A RICHARD POULIN (II)
octubre 8, 2009, 4:51 pm
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Por Claudette Vaughan

Acaba de publicar un libro sobre explotación sexual infantil. Éste es un tema realmente duro. ¿Podría explicarnos en detalle lo que ha escrito y su análisis de por qué el abuso sexual a menores es tan común en la economía mundial, como parte de esa economía, y de quién lo está cometiendo?

A los 10 años, eres una joven adulta, a los 20, una vieja, y a los 30, estás muerta”, según un proverbio que circula entre las jóvenes prostitutas en Patpong, el mayor barrio “rojo” de Bagkok.

Desde 1980-1990 hemos asistido a un rejuvenecimiento de la persona prostituida en la economía mundial. Varios investigadores y organizaciones internacionales han hecho hincapié en este aspecto. Las personas prostituidas son reclutadas muy jóvenes – a la edad media de 14 años en Canadá, en los Estados Unidos, en Alemania y, sin duda también en otros países occidentales. Y son reclutadas a una edad todavía más temprana en países del Tercer Mundo.

Cuanto más incrementa sus actividades la industria del sexo, más aumenta el tráfico de personas explotadas; jóvenes reclutadas en el extranjero con fines de prostitución y pornografía. Varios factores explican este notorio rejuvenecimiento. Una de las características de la industria del sexo es la infantilización de las mujeres y la sexualización de los niños, dos hechos estrictamente interdependientes. Otra razón explica la explotación sexual de los niños: que cuestan mucho menos que los adultos y, en consecuencia, los beneficios son claramente superiores. El problema de la violencia y la agresión sexual cometidos por adultos contra los niños es internacional y su dimensión está estrechamente vinculada a la globalización de la industria del sexo, a la mercantilización de las mujeres y los niños y a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

Entre los ejemplos más comunes de la dimensión internacional del sometimiento sexual de los niños está el turismo sexual, el tráfico transfronterizo e interno con fines de prostitución, la pornografía infantil y el uso de la Web a modo de nuevo vector de la proliferación de estas formas de violencia y agrasión sexual.

A escala mundial, el 92% de las víctimas de la trata lo son con fines relacionados con la prostitución; el 48% de las víctimas de este tráfico son niños.

En esta última década, el número de niños en la calle ha aumentado de manera dramática en el mundo. Más de 100 millones de niños viven en las calles. Los recortes en los servicios sociales y de salud, el aumento de las desigualdades sociales, etc., tienen profundas consecuencias sociales que se reflejan, entre otras cosas, en el número cada vez mayor de niños en las calles. About 65 % of the children on the streets are in Latin America cities are prostituted in a coincidental or regular way. Cerca del 65% de los niños en las calles en las ciudades de América Latina son prostituidos, ya sea de manera casual o regular. Allí hay 50 millones de niños viviendo en las calles.

Los niños y las mujeres se encuentran entre los grandes perdedores del plan de globalización neoliberal y del crecimiento correlativo de la industria del sexo. Cada año, millones de mujeres y niños caen en la trampa de la industria del sexo. La necesidad cada vez mayor de niños y niñas para la industria del sexo es una de las razones de la necesidad aparentemente insaciable de la trata internacional. La feminización de las migraciones internacionales se debe en parte al crecimiento de la industria del sexo.

El Tercer Congreso Mundial contra la explotación sexual comercial de niños, que tuvo lugar en julio de 2005 en Liubliana, Eslovenia, estima en más de un millón el número de menores que son incorporados cada año a la prostitución.

Mi libro estudia el alcance de la prostitución infantil a día de hoy, la organización histórica y contemporánea de la prostitución infantil, la prostitución infantil en los países capitalistas dominantes, la prostitución infantil en Canadá, el turismo sexual infantil, los métodos de prostitución infantil en Asia, la industrialización y legitimación de la prostitución (en contacto con los niños) y de la violencia en y la prostitución en sí mismas.

Según su investigación, ¿qué países están explotando sexualmente a los niños en mayor medida, y de qué manera? Por ejemplo, tráfico sexual infantil, Internet, películas, etc.

Debido a que la edad de reclutamiento en la prostitución es muy joven y a que cerca del 80% de las personas prostituidas fueron reclutadas siendo menores de edad, todos los países se ven afectados por la prostitución infantil. Obviamente, los países donde existe una industria de la prostitución en auge son también los países donde la prostitución infantil es floreciente. Obviamente son los países que regulan la prostitución y el proxenetismo legalizado donde se ve el mayor crecimiento. Están también los países del Tercer Mundo, donde el turismo sexual está en auge y donde la industria de la prostitución es considerada vital para el “desarrollo” económico del país. El tráfico de mujeres y niños para la prostitución (lo que constituye el 90%) es importante allí donde la industria de la prostitución está desarrollada. Por cierto, el nexo entre la industria de la prostitución y la producción de pornografía es a menudo muy estrecho. Los niños son explotados sexualmente por las redes de proxenetas tanto en la prostitución como en la pornografía.

Cientos de miles de niños (de 200.000 a 600.000, según diversas investigaciones) son prostituidos en Tailandia, 100.000 en Filipinas y Taiwan, 30.000 en Sri Lanka, 15.000 en los Países Bajos, 500.000 en Brasil, 300.000 en Estados Unidos, 25.000 en Santo Domingo, etc. En 2004, UNICEF estimó que 1,2 millones de niños al año son víctimas del tráfico sexual. En algunos países, como Ucrania, Moldavia y Rumanía, grupos enteros de mujeres jóvenes y niñas son víctimas de la trata y la prostitución en el extranjero. En Corea, un quinto de las mujeres en edades comprendidas entre los 16 y los 29 años han sido prostituidas, lo que afecta aproximadamente a 1,2 – 1,5 millones de mujeres.

¿Cuáles es su punto de vista sobre el tráfico sexual de menores? ¿Cómo se nos ha ido de las manos de esta manera? ¿Cuál es la solución?

Uno no puede luchar contra la trata de niños con fines de prostitución sin combatir la causa de la trata: la prostitución en sí. Luchar contra el factor de la esclavitud en primer lugar. Si se quiere luchar contra el tráfico sin cuestionar la esclavitud, fallará. Sólo si luchamos primero contra la esclavitud en podremos detener el tráfico. Hoy en día, las organizaciones internacionales que se oponen a la prostitución de niños porque son niños, lo hacen sin oponerse a la prostitución.

El turismo sexual es condenado porque explota a los niños, pero ¿qué límites se han establecido para luchar contra el turismo sexual en general? Esto explica, sin duda, el fracaso de la lucha contra el turismo sexual infantil. ¿A quién se considera un niño? Respecto a esto las leyes proponen edades muy variables. Además, limitar la lucha contra «la explotación sexual comercial del niño» a la noción de una edad de consentimiento es seguirle el juego a los regulacionistas para quienes esta noción es fundamental a la hora de legitimar la prostitución.

Los niños víctimas de la industria del sexo llegar a una edad, según los regulacionistas, en la que legalmente dejan «de ser explotados sexualmente»: de aquí en adelante son, para algunos Estados, personas que ejercen la prostitución de forma voluntaria, libremente, con pleno conocimiento de causa. La edad importaría poco si el objeto de las leyes fuera luchar contra la prostitución y la pornografía. «La explotación sexual comercial infantil» por parte de estas industrias sería sólo una circunstancia agravante. Ahora, el nuevo abolicionismo, que ataca a todos los que se benefician de la prostitución ajena, los proxenetas y los clientes, y rechaza la criminalización de las personas en situación de prostitución, es una alternativa más realista para luchar contra «la explotación sexual comercial» de los niños que las campañas de sensibilización de los turistas que visitan estos países, o simplemente elevar la edad de consentimiento sexual.

¿Por qué ha fallado el experimento de legalizar la prostitución?

En los últimos años, varios países han regulado la prostitución y han legalizado el proxenetismo: algunos Estados australianos, la mayoría de los Estados federales de Austria, Alemania, Grecia, Hungría, Países Bajos, Nueva Zelanda y Suiza. En algunos países, los burdeles son instituciones del Estado (Turquía, Indonesia). En otros lugares, la industria de la prostitución es a menudo considerada un sector vital para el desarrollo del país (Filipinas, Tailandia, etc.) El impacto sobre la trata de mujeres y niños es considerable.

El ejemplo de los Países Bajos es un buen indicador de la expansión de la industria del sexo: 2.500 prostitutas en 1981, 10.000 en 1985, 20.000 en 1989 y 30.000 en 1997. Los Países Bajos se han convertido en un destino clave para los turistas sexuales de todo el mundo. En Amsterdam, donde hay 250 burdeles, el 80% de las prostitutas son de origen extranjero «y el 70% de ellas carece de papeles», lo que indica que han sido víctimas de la trata de personas. En 1960, el 95% de las prostitutas de los Países Bajos era holandesas; en 1999, sólo el 20%. Decir que las extranjeras están siendo prostituidas es decir que se están convirtiendo en objeto de tráfico, lo que obviamente implica la organización del mismo. Es la organización del proxenetismo lo que hace posible el suministro de unos 700 clubes de sexo y burdeles en Holanda, donde la prostitución es legal desde el 1 de octubre del año 2000. Esta legalización, que supuestamente debía ayudar ayudar a las prostitutas, es un fracaso; sólo el 4% de las prostitutas se registraron, algo que les permitiría beneficiarse de ciertos derechos.

En Austria, el 90% de las personas prostituidas son originarias de otros países. En Grecia, en 2003, se calcula que el número de víctimas de la trata para la prostitución es de 20.000 al año, frente a 2.100 al año al comienzo de la década anterior. Como muestra la experiencia en los Países Bajos, Grecia y Austria, el número de personas prostituidas “legales”, las que son nativos del país, decae gradualmente (en valores absolutos y relativos) y el número de personas prostituidas que son víctimas de la trata va en aumento. La regulación de la prostitución no ha mejorado la suerte de las personas prostituidas, en contraste con las afirmaciones de los activistas que están a favor de tal política. Pero la legalización representa una mina de oro para los proxenetas, cuya actividad es ahora legal: el primer año tras la legalización de los burdeles, las actividades de la industria del sexo en los Países Bajos aumentaron un 25%. El gobierno holandés recauda 12.000 millones de dólares anuales en impuestos, convirtiéndose así en uno de los mayores proxenetas de Europa.

En Alemania, la legislación que entró en vigor el 1 de enero 2002 abolió el concepto de «actividad inmoral». Si la persona prostituida es alemana (o está casada con un alemán), su estatus es ahora el de «trabajadora independiente o asalariada con contrato de trabajo» con los «jefes» de los centros eróticos y los burdeles. La prostitución ha sido clasificada, en cierta medida, una «profesión como cualquier otra». Además, todas las empresas con 15 o más empleados, incluyendo los burdeles, están obligadas a contratar aprendices, bajo pena de sanciones financieras si no lo hacen. ¿Qué persona sensata animaría a una chica a convertirse en aprendiz en un centro erótico? La Organización Internacional para las Migraciones estima que casi la mitad de las mujeres que son víctimas de la trata con fines de prostitución en Alemania han entrado en el país legalmente.

El fracaso es evidente en el plano de los derechos de la persona prostituida: sólo el 1% de las 400.000 personas prostituidas en Alemania han firmado un contrato con los propietarios de burdeles.

Como muestran estas experiencias, la trata y la prostitución han aumentado dramáticamente en la última década en aquellos países en los que se ha trivializado la industria de la prostitución.

En Tailandia, la prostitución ha estado normalizada durante 40 años. Eso nos permite analizar mejor los efectos de esta normalización.

El desarrollo de la prostitución en Tailandia comenzó realmente con la guerra de Vietnam. En 1957, había 20.000 personas prostituidas en el país, en 1964, tras la creación de siete bases estadounidenses en Tailandia, el número de prostitutas alcanzó la cifra de 400.000. Durante la guerra de Vietnam, el Banco Mundial recomendó a las autoridades de Tailandia que adoptaran el desarrollo del turismo y de la industria del entretenimiento como estrategia económica. Desde entonces, la prostitución es una industria de masas: en 1993, se estima que el número de personas prostituidas era de dos millones, de las cuales un tercio eran niños. La prostitucionalización de Tailandia también se caracteriza por un importante crecimiento en el número de clientes locales: a mediados de los años 90, junto a los 5,4 millones de turistas sexuales al año en Tailandia, había 450.000 clientes locales al día. El 75% de los tailandeses son clientes. En la parte norte del país, donde las mujeres y las niñas de las minorías étnicas son víctimas de la trata interna para ejercer la prostitución en el sur, esta prostitucionalización implica una valoración de los nacimientos femeninos, ya que, para la familia, el nacimiento de una niña representa la promesa de obtener ingresos complementarios. El porcentaje de mujeres y niñas seropositivas al VIH en la zona norte de Tailandia se estima en un 34%.

Con la liberalización económica, la transición al capitalismo y la irrupción en el turismo internacional, Camboya conoció una explosión de la industria de la prostitución. La Organización Mundial de la Salud explica que, en los próximos años, la epidemia del SIDA causará más víctimas en Camboya que el genocidio de los Jemeres Rojos.

Fuente: Abolitionist Online
Traducción: El Bosque de las Cenizas

Leer parte I de la entrevista

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ENTREVISTA A RICHARD POULIN (I)
octubre 8, 2009, 11:25 am
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Por Claudette Vaughan

Richard Poulin es un académico franco-canadiense y respetado autor de varios libros sobre el abuso sexual infantil, el tráfico de niños, la lucha contra la prostitución y la explotación de mujeres y niñas. Ha publicado varios libros sobre el sistema mundial relativo a estos temas en francés, italiano y portugués, pero aún no en inglés. En esta entrevista critica la prostitución, no sólo como instrumento de opresión, sino también como mercadeo, y da su experta opinión sobre la explotación que PeTA ejerce sobre mujeres y animales.

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¿Por qué la prostitución? ¿Qué le llevo a involucrarse en el estudio de la prostitución?

Una de mis motivaciones para analizar la explosión de la industria de la prostitución a escala mundial es el hecho de que los estudios sobre la globalización raramente toman en cuenta este aspecto fundamental en la dinámica del sistema capitalista actual. Existen muy pocos análisis que integren la dinámica de la globalización capitalista y el desarrollo de las industrias del sexo y su impacto en mujeres y niños (sobretodo niñas), y en la sociedad en general. En la globalización se encuentra una de las peores formas de encarnación de la prostitución. La victoria del neoliberalismo no sólo mantiene el ritmo, acelerando la sumisión hacia la mercantilización social, particularmente en las industrias del sexo, sino también aumentando la legitimación de la alienabilidad de los cuerpos.

¿Por qué la prostitución? Porque esta industria (que genera ingresos por valor de miles de millones de dólares, 1 billón según mi último libro sobre prostitución infantil), revela las tendencias actuales en la agenda de la globalización neoliberal. Nos permite entender mejor la mercantilización de la vida y de los seres humanos, la discriminación étnica, la opresión sexual y la sumisión de mujeres y niñas al síndrome del placer masculino.

Más allá de eso, comencé el análisis del sistema proxeneta liberal globalizado atendiendo a las apremiantes demandas de mis amigos/as feministas, que conocían mis estudios sobre pornografía. Creían que yo podría aportar una mirada diferente y estimulante al tema.

Para las personas que no están familiarizadas con su trabajo, ¿podría extraer lo más importante de su filosofía y su enfoque sobre la pornografía y la prostitución, por favor?

Tanto si es femenina -niñas, mujeres de cualquier edad- o masculina -niños, adolescentes y jóvenes, travestidos y transexuales-, la prostitución es una institución social de dominio casi exclusivamente masculino. Es una industria esencialmente dedicada al placer de los hombres y la demostración de de su supuesta superioridad. Para estos hombres, las mujeres que “se dedican” a al prostitución son “mujeres fáciles”, “mujeres de compañía”, un entretenimiento, un pasatiempo, etc. Son personas dominadas por su sexo, que “escogen” ser lo que son y quienes les gusta estar en la prostitución. Obviamente, el centro del análisis debe atacar frontalmente el problema.

Mientras se niegan cada vez más servicios a la población y existen disparidades sociales en Occidente, asistimos a un aumento de la financiación de las infraestructuras represivas -el ejército, la policía y la cárcel- y, al mismo tiempo, se promueve la normalización de la reclusión de mujeres y niñas en burdeles, y otros tipos de universos carcelarios. Ése es uno de los principales efectos de la regulación de la prostitución y de la legalización del proxenetismo.

El sistema de la prostitución fortalece las relaciones de poder y sociales sexistas, y legitima la sumisión y la mercantilización. Se basa en la explotación, la violencia y la dominación de un sexo por parte del otro.

El cuerpo humano es inalienable, en su conjunto o en parte. No puede, de ningún modo, ser mercantilizado. El tempestuoso crecimiento a escala mundial de una industria que explota la prostitución de millones de personas, cada año más y más jóvenes, cuyo desarrollo se ha acelerado con la globalización capitalista y la regulación liberal de la prostitución, nos sitúa ante una elección de la civilización. Como consecuencia, nos obliga a desarrollar colectivamente una política humanista de carácter ético y a la no mercantilización del cuerpo humano, en su conjunto o en parte. La mercantilización de los cuerpos y los sexos afecta sobretodo a los más vulnerables de la sociedad. Tiene un carácter marcadamente clasista y/o étnico. La prostitución plantea importantes cuestiones acerca de la pobreza, la desigualdad social, la marginación, la violencia (en particular la violencia sexual), el racismo, las relaciones entre países en el centro del capitalismo mundial y países en los “suburbios” y, especialmente, la opresión de las mujeres.

La lucha por la abolición del sistema proxeneta liberal y de lo que se deriva de él (el tráfico de mujeres y niños, turismo sexual desenfrenado, etc.), significa trabajar para poner fin al sometimiento de un sexo al otro y al proceso de mercantilización sexual en todas sus manifestaciones.

Si fue posible abolir la esclavitud, que constituyó uno de los fundamentos de la economía occidental durante cuatrocientos años, es realista creer que podemos abolir la prostitución.

La pornografía, una industria de “fantasía sexual”, ha invadido la esfera pública y ha colonizado los anuncios, los medios de comunicación, incluidas las revistas femeninas, la moda, la literatura, etc. Sus códigos y su ideología son socialmente trivializados y parecen tener el efecto de transformar no sólo las prácticas sexuales, sino también la relación con el cuerpo. En líneas generales, la pornografía es una representación, en palabras o en imágenes, de la subordinación sexual de las mujeres. La pornografía reproduce los viejos esquemas misóginos, patriarcales y alienantes.

La pornografía en la actualidad se caracteriza por un furor hacia los orificios sobre los que mantener primeros planos, y que son penetrados violentamente en todas partes, con cualquier cosa y de cualquier manera. Una cámara se introduce literalmente en el cuerpo femenino y busca la vagina y el ano, que se estiran hasta el límite. La pornografía puja al alza, siempre más violenta, deshumanizadora, mecánica, orgánica. Al mismo tiempo, intenta conquistar un mercado que todavía se le escapa: las mujeres.

En las revistas femeninas y para adolescentes abundan amables reportajes sobre estrellas del porno, sobre personas prostituidas felices de estar en la industria del sexo. Los artilugios que se venden en las sex-shops son probados y son objeto de promoción. Para sentirse bien con su vida, las mujeres y las adolescentes deben adoptar nuevas prácticas sexuales y usar los productos que dicta la industria del sexo. Es necesario que lo prueben todo y que aprendan a disfrutar de la sodomía, la eyaculación facial, la doble o triple penetración, etc.

La pornografía afecta profundamente a la cultura de aquí en adelante. Es la principal fuente de la que un gran número de personas, hombres, recibe su educación sexual. ¿Cómo afecta eso a sus mentes? La pornografía es una cristalización ideológica se que expresa en la filosofía de la época moderna. Revela, traduce y refuerza la desigualdad entre los sexos, y está dedicada a la superioridad masculina. En ella, los hombres encuentran su explicación, y la industria su beneficio.

Usted ha publicado un Manifiesto sobre la abolición de la prostitución. Como abolicionista entonces, ¿cuál es su postura, quién es su oposición y cómo ha sido recibido su enfoque abolicionista?

El abolicionismo representa un progreso ético y humano decisivo en relación a los otros regímenes legales que regulan la prostitución. Históricamente, el abolicionismo feminista se opuso a la prostitución porque es una institución de la opresión de las mujeres, de todas las mujeres y no sólo de aquellas que son prostituidas. Los vínculos entre la lucha abolicionista y la lucha política de las mujeres están estrictamente entrelazados: ayer fue ganar el voto para las mujeres y el cierre de burdeles, hoy, la igualdad y la paridad, junto con la denegación de la legalización de la prostitución ajena y la legalización de la desigualdad social.

El abolicionismo es la única posición que, desde el principio, se ha preocupado por las personas prostituidas y ha luchado por la aplicación de políticas de prevención y readaptación social.

La globalización capitalista ha ampliado y acelerado la mercantilización de la vida y la prostitución de mujeres y niños. El abolicionismo actual tiene que estar decididamente en contra de la mercantilización del sexo, así como de la mercantilización de las relaciones sociales, mediante el desarrollo de una política global que apunte, tanto hacia los proxenetas y traficantes, como hacia los clientes. Hay que combatir el orden mercantilizado y sexista, y promover la idea de que la venta del cuerpo y/o el sexo es un crimen contra la humanidad.

La igualdad entre mujeres y hombres seguirá siendo inaccesible mientras las mujeres y los niños continúen siendo comprados, vendidos y prostituidos de manera que un sexo permanezca oprimido por el otro, y mientras la prostitución no desparezca como lo hizo la esclavitud.

Los conservadores (prohibicionistas) y los liberales (regulacionistas) se oponen a la abolición de la prostitución.

Los conservadores creen que las personas que se encuentran en la situación de prostituirse eligen vivir en los márgenes. Creen que se trata, principalmente, de delincuentes, desviados o criminales, y que son totalmente responsables de su destino. De hecho, su punto de vista es que estas personas son fundamentalmente pervertidos y que son culpables del libertinaje que uno tiene que reprimir en la sociedad. Los conservadores piensan que las prostitutas saben muy bien cómo utilizar su “poder sexual” para hacer sucumbir a la gente más virtuosa, a cambio de ventajas materiales. Los conservadores sostienen que la persona prostituida es la instigadora de todas las relaciones sexuales comerciales, lo que exonera a los clientes de cualquier responsabilidad.

Los regulacionistas y los partidarios de la prostitución como «trabajo» también consideran que la persona prostituida elige su situación y que sólo una minoría de ellas es víctima de la prostitución «forzada». Afirman que la mujer prostituida ejerce un poder «sexual» y que, en consecuencia, les hace infantiles o victimiza a las mujeres prostituidas.

La prostitución niega la «autonomía» de las mujeres, negando sus derechos a la autodeterminación personal. Aceptan que no se cuestione ese «poder» femenino en la sociedad. Analizar la prostitución como una institución de opresión de las mujeres significa también, según su opinión, negar la palabra (la voz) a las mujeres prostituidas que han decidido racionalmente y con pleno conocimiento de causa ejercer este “trabajo” por las ventajas que éste les confiere. Naturalmente, los regulacionistas liberales pura y simplemente ignoran las inquietantes palabras de personas anteriormente prostituidas, que se califican a sí mismas como «supervivientes» y que se oponen a la prostitución.

Algunos de estos abogados que exponen la «libertad» asociada a la prostitución, no dudan en manifestarse a favor de intensificar la represión contra la persona prostituida que se niega a inscribirse en el sistema regulado; algunos de ellos se atreven a proclamar que se trata de «competencia desleal». El «derecho a la autonomía personal» de la persona prostituida es válido sólo cuando es sometido al sistema proxeneta liberal, de lo contrario es vilipendiado y negado.

Hace algunos años, el discurso favorable a la prostitución de otros dominaba completamente la esfera pública. Éste ya es el caso. Los abolicionistas canadienses han señalado numerosas cuestiones, han influido en la decisión de los responsables políticos y la opinión pública. Se han creado ONGs abolicionistas y son muy activas. Mi manifiesto se sigue de estas actividades. La recepción fue muy buena. Numerosos grupos (mujeres, sindicatos, etc.) en Canadá, Francia, Suiza y Bélgica lo están utilizando.

Fuente: Abolitionist Online
Traducción: El Bosque de las Cenizas

Leer parte II de la entrevista

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